La actriz Marion Cotillard se suma a la teoría de la conspiración del 11-S

Marion Cotillard, ganadora del Oscar por La vie en rose, es una conspiranoica. Me he enterado de ello esta mañana en la web de Mat Drudge, famoso por haber fastidiado las vacaciones bélicas en Afganistán a Enrique de Inglaterra. El titular del sitio de Drudge enlazaba con una noticia difundida ayer por Reuters de la que ya se han hecho eco numerosos medios: resulta que Cotillard duda de la versión oficial del ataque contra las Torres Gemelas y de la llegada del hombre a la Luna, entre otras cosas. "Pienso que (los Gobiernos) nos mienten sobre muchas cosas", sentencia la actriz en una entrevista televisiva concedida hace un año y que estoy buscando para colgar aquí. Se confiesa adicta a los vídeos conspiranoicos sobre el 11-S y cita como contrapunto a la caída del Wolrd Tarde Center el incendio del edificio Windsor de Madrid, que no se derrumbó a pesar de que "ardió durante 24 horas". Según Efe, que acaba de mandar el correspondiente despacho, algunos internautas estadounidenses ya están pidiendo que se le retire la estatuilla y hasta se le niegue trabajar en Hollywood.

La actriz francesa, informa The Times, está consternada por la reacción a sus palabras, dice que se han sacado de contexto y que la entrevista es vieja; pero no se retracta. Mantiene así su alineamiento con quienes siguen las disparatadas ideas de Thierry Meyssan, autor del libro La gran impostura, y el español Bruno Cardeñosa, quien mantiene que contra el Pentágono no se estrelló ningún avión de pasajeros en septiembre de 2001. Como dice José María Romera hoy en El Correo, "la paranoia se nutre de ciertos trastornos mentales, pero también de pequeños defectos cotidianos: la pereza mental, la vanidad, el afán de notoriedad, el victimismo, la sinrazón". No sé a cuál de estas causas, si no a todas, atribuir el mal de Marion Cotillard. Lo que si sé es que no tiene ningún motivo para molestarse por la reacción pública a sus desvaríos. Quien dice tonterías se arriesga a que lo tomen por tonto.

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